Por fin llega el final de curso, la verbena de San Juan, el verano, el calor, y con todo ello las tan esperadas y merecidas vacaciones. La mayoría de nosotros pensamos que iremos a descansar, a relajarnos o divertirnos, parece que se pare el mundo y que sea obligatorio viajar y hacer vacaciones como es debido.

Pero resulta que hay lugares, situaciones o historias que no entienden ni de veranos, ni de vacaciones. En Verdum y Roquetes, hay un montón de familias que no pueden salir en lugar y que al llegar el verano quizá aún más, experimentan un vacío en sus vidas. El día a día del curso escolar, da estabilidad y referentes a muchos niños, en cambio cuando no hay horarios ni obligaciones abre un amplio margen para estar en la calle y aumentan las posibilidades de sufrir situaciones de riesgo.

Al mismo tiempo, en el mundo penitenciario, que tampoco entiende de periodos estivales, hay personas que quedan muy desatendidas y colgadas durante estos meses.

En la Fundación Pare Manel sensibles y conscientes de estas realidades durante las vacaciones, se pone en marcha una campaña de verano que moviliza a muchas personas. Se realizan casales con comedor durante julio y agosto, tres tandas de colonias para diferentes edades y todo ello lleno de actividades y salidas; participan y disfrutan más de 200 niños y niñas. En las prisiones también se organizan actividades y talleres, lúdicos y deportivos, y se sigue yendo a visitar a los chicos y chicas con un compromiso más firme aunque el resto del año, para acompañarlos en estos días que a menudo resultan muy duros.

Las personas que llevan adelante todo esto son diversas, de todas las edades y procedencias, pero tienen un denominador común: por un lado, sienten una responsabilidad colectiva hacia los más desfavorecidos, y por otra, saben que hacer una experiencia de voluntariado resulta a la vez que divertido, de lo más desestresante y terapéutico. Así que ya sabéis... animaos!


Anna Fábregas
Colaboradora Fundació Pare Manel