Cuando hablamos de ONGs y fundaciones de ayuda a los necesitados, siempre nos vienen a la mente acciones en lugares muy lejanos, pobres, con entornos sociopolíticos complicados, conflictos de guerra o sometidos a catástrofes naturales.

Muchas veces las personas o empresas podemos decidir “cubrir nuestro cupo de solidaridad” colaborando financieramente con estos proyectos, y así tener nuestra conciencia tranquila. Por supuesto, ayudar a cualquier proyecto, esté donde esté, es una acción loable y necesaria, pero lo que nos llevó a colaborar más estrechamente con la Fundación Pare Manel fue nuestra inquietud por ayudar a los que tenemos más cerca. Pobreza y ayuda no deben ser sinónimo de miles de kilómetros, a pocos metros de nosotros también tenemos familias en situaciones críticas que se pueden beneficiar directa y rápidamente de nuestra colaboración.

Las empresas tenemos la responsabilidad de devolver a la sociedad aquello que nos ha dado, y poder ver y conocer de primera mano en qué se emplean los recursos de Fundació Pare Manel supone un aliciente extra a nuestra ayuda. Gran parte de nuestros ingresos proceden del país, así que nuestro interés fue también colaborar con una organización que ayudara a gente de aquí. Eso nos permite colaborar de muy diversas maneras, no solo económicamente, sino con cesiones de productos, promoción, prestación de servicios y un largo etcétera. Gracias a la proximidad, en todos los sentidos, del equipo de la Fundación, todas las acciones se convierten en algo sencillo y efectivo, y eso es algo muy valioso en estos días en los que el tiempo escasea.

Otro valor añadido de la Fundació Pare Manel es que actúa en muy diversos frentes y alcanza a todos los componentes de la familia. Para una editorial como nosotros, cuyos productos se dirigen desde niños a adultos, es también importante sentir que esa ayuda está alcanzando a todos, y en este caso con un especial acento en los más pequeños.

Nuestra valoración de esta colaboración hasta el día de hoy es muy positiva, aunque siempre nos queda el gusto amargo de saber que todavía podemos hacer mucho más. Por eso desde el principio iniciamos este camino con el objetivo de implicar no solo a nuestro equipo, sino a nuestra red de contactos y colaboradores. Todos, absolutamente todos, tenemos la necesidad y el interés de ayudar, así que a veces solo necesitamos un pequeño empujón para hacerlo, y si nos lo da una mano amiga, mejor que mejor. Si todos hacemos esto, seguro que somos capaces de crear una formidable red solidaria que, sumando esfuerzos pequeños y grandes, proporcionen esa ayuda cada día más necesaria.

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